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Ataque de Bullrich a movimientos sociales: “Los dichos de la ministra buscan generar el odio irracional en la gente”, aseveró Juan Grabois

En diálogo con Mañana Sylvestre, Grabois se refirió a los dichos de Bullrich, quien intentó ligar a los movimientos sociales con el narcotráfico: “Creo que la ministra y el Gobierno están jugando a varias bandas con este tipo de provocaciones. Por un lado está el efecto Bolsonaro, que no es de ahora con su triunfo electoral, sino que viene ya desde hace un par de meses. Hay varios que están buscando construir un perfil de esas características, fascista, que combinado con un dominio casi absoluto de los medios de comunicación y estas acciones de embrutecimiento masivo de la población, busca consolidar un populismo violento de derecha».

«Lo que intentan es transmitirle a la mayor parte de la población posible que la culpa de sus problemas no es de los que están más arriba, de los CEOs (que por la puerta giratoria salen de la empresa privada y van al ente regulador y luego cuando saltan de este último van a volver a la empresa privada), o de los fugadores de capitales que el Gobierno promueve, sino que la culpa es de lo que están más abajo -continuó Grabois-. Y para eso los discursos de odio. Y este estilo cancherito, provocador, `directo´ (como le dicen algunos), no son exabruptos de personas que están con algún desequilibrio psiquiátrico o algunas copas de más, sino que se busca crear determinado perfil a partir de impactar emocionalmente en sectores de la población. Parece que se pelean entre ellos para ver quién es más irracional y más antipopular. Evidentemente tenemos que entender que hay un electorado para esto, que es muy grande y le permite a la derecha construir mayoría, y frente a esto creo que desde el campo popular tenemos que tener la inteligencia para no hacerles el juego”.

Barrera de resistencia
En comunicación con Radio 10, el referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) destacó además que “en relación al narcotráfico estoy convencido que si hay una barrera de resistencia en el territorio, son los movimientos sociales y populares. En todo lo que tiene que ver con el abordaje de los pibes y pibas que llegan `rotos´ a los centros barriales, no hay ninguna política pública, lo poco que había lo destruyeron».

«Una de las pocas cosas que se pudo sostener institucionalmente en el Sedronar es una mesa donde estamos los movimientos sociales y el equipo de sacerdotes para las villas de emergencia y algún actor institucional más, donde discutimos algunas políticas públicas -añadió Grabois-. Porque en el movimiento de base al que pertenezco -que es el Movimiento de Trabajadores Excluidos-, está la Red Vientos de Libertad, que son 5 casas comunitarias de hombres y mujeres, donde hay más de 700 pibes y pibas haciendo su tratamiento y su proceso de cambio. Y la verdad es que por ejemplo en la de Rodríguez, que tiene capacidad para 100 personas, hay 140, porque no hay absolutamente ninguna política pública salvo las que hace el hogar de Cristo, que es la red de centros barriales y de rehabilitación de los curas villeros. Y lo que hacemos nosotros para los sectores populares, que no pueden pagar un neuropsiquiátrico que vale 30 ó 40 mil pesos por mes y que quedan tirados en la calle sin que nadie haga nada…”.

Sospecha permanente
Grabois también sugirió que “esta provocación de Bullrich tiene otro objetivo que es ir creando las condiciones psicológicas en la población -de manera análoga como intentaron hacer en la Patagonia con el invento de que había grupos guerrilleros- de que hay movimientos sociales asociados al narcotráfico, para facilitar la represión. Y la verdad es que con el manejo que tienen de los medios y las redes sociales –en forma legal e ilegal-, con este ejército de trolls y demás, que han sido muy importantes en Brasil, en EEUU y en Argentina… Eso funciona y es una realidad comandada por funcionarios del Gobierno, posiblemente en parte con fondos públicos, que buscan influir en la opinión pública para crear este estado de sospecha permanente hacia todos los que intentamos resistir la ofensiva de las corporaciones, del poder económico que hoy está enmascarado en la figura de Macri, pero que está buscando también una sucesión, incluso más extrema”.

“Cuando Patricia Bullrich nos acusa de golpistas, está tratando de provocarnos –puntualizó Grabois-. Lástima que no dice lo mismo cuando Carrió dice que ´si el Gobierno no hace lo que yo quiero, cae…´. Imaginate si cualquiera de nosotros hubiese dicho eso…”.

Escenario oscuro
Para Grabois existe un tema más estructural que le cabe tanto al gobierno anterior como al actual: “Durante el gobierno de Macri las políticas sociales aumentaron. Y aumentaron al crecer la pobreza y el desempleo, las personas intentan su propio trabajo en la economía popular, pero eso no alcanza, entonces si no hay una transferencia de ingresos por parte del Estado, no hay ninguna forma de gestionar niveles de gobernabilidad y paz social razonables en un estado democrático. Esto no tiene nada que ver con los movimientos sociales, es la propia espontaneidad de la gente”.

Para Grabois el gobierno de Macri “tiene claros rasgos autoritarios, pero más o menos el Estado de Derecho sigue funcionado. No obstante, en un estado autoritario en serio -como el que están buscando diseñar-, donde no hay ningún tipo de igualdad ante la ley o garantía constitucional, donde no se respeta la dignidad humana de los pobres y donde se trata de militarizar las barriadas populares porque la política social no permite que la gente pueda vivir con dignidad, los pobres se convierten en un peligro para la propia estabilidad de un sistema injusto… Y ahí, cuando la contención social no alcanza, llega la represión social. Y ahora lo que parece que sucede es que falta el pan, el circo ya está aburriendo, porque ya no `pega´ más entones aparecen los palos en un marco de creciente deterioro de la situación socioeconómica, no solamente de los sectores más empobrecidos sino del conjunto de la sociedad».

«Con este nivel de costo de vida, con los constantes aumentos, es absolutamente imposible proyectar la vida para cualquier familia de clase media, clase media baja, trabajadores asalariados o pequeños comerciantes-puntualizó Grabois-. Y además desde el Gobierno hay una provocación porque te quieren convencer de que hay que pagar eso, porque `antes te lo regalaban´, y que la empresa que te está aumentando y exprimiendo es una especie de `héroe de la patria`”.

Para finalizar, Grabois alertó: “Tenemos que hacer un esfuerzo para que esto que se propone no se convierta en un sentido común de la sociedad, ni alcance proporciones mayoritarias. Porque si no vamos a ver un retroceso muy fuerte en los parámetros de vida democráticos que conocemos”.

Martes 9 de octubre de 2018

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