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A media máquina, con acto en Avellaneda

El lunes es el día previsto para que la presidenta Cristina Fernández se reincorpore formalmente a sus funciones, tras la operación craneana del 7 de octubre ¿Será de manera gradual, como dijo uno de sus gobernadores preferidos, el entrerriano Sergio Urribarri? ¿O a pleno, tal lo expresado ayer por el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina? ¿Volverá 0 kilómetro, según le prometió uno de los médicos que la asiste? ¿Con todo «esplendor», según transmiten jóvenes de «La Cámpora» con llegada a Máximo Kirchner?

«Lo hará a media máquina, por lo menos hasta fin de año. Despacito. Se acerca el verano y eso hará distender espíritus. Ella debe aprovechar esos meses para completar la recuperación. Tendrá que delegar algunas tareas. Uno no puede ocuparse de todo. Es imposible para una persona sana…», lanzó un funcionario con alguna llegada a la pingüinera, más hermética que nunca.

«Se suspendieron las reuniones políticas, todos están expectantes a su reaparición… sigue siendo la jefa», precisó otro dirigente encolumnado con Daniel Scioli, que venía de operar a favor de la recomposición del PJ bonaerense, que quedará bajo la conducción del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, sin la presencia en puestos claves de exponentes del kirchnerismo duro.

En la UOM esperan que hoy les avisen si deben participar en la organización de una gran movilización para la reinaguración, el martes, en Avellaneda, de la fábrica de heladeras y electrodomésticos Siam. De confirmarse el dato, al que tuvo acceso «Río Negro», la presidenta volvería a la tribuna y enviaría una señal a Scioli, quien el Día de la Lealtad, el 17 de octubre, había anticipado que «si Dios quiere», Cristina «va a estar, en pocos días más, con todas sus fuerzas» en esa planta emblemática del primer peronismo. Tras haber impuesto su voluntad en el PJ bonaerense, Scioli desactivará hasta el próximo otoño el armado del partido nacional. Quiere seguir siendo su titular en el camino hacia la Rosada, para lo que espera que más temprano que tarde le llegue la «bendición» de Cristina.

Arnaldo Paganetti

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