En el comienzo del juicio en el Tribunal Oral en lo Criminal N°9 en torno al asesinato de Ángeles Rawson, Adrián Tenca, abogado defensor del portero Jorge Mangeri sostuvo la inocencia del encargado, y cargó contra la supuesta parcialidad del tribunal al que cuestionó por negarle todas las pruebas y peritajes que solicitó, y que a su juicio podrían dar por tierra con la imputación hacia el portero.
“Empieza un juicio rengo, parcial. Pero durante el juicio van a surgir muchas novedades que van a sorprender a la sociedad. Las absolutas irregularidades de la que han formado parte funcionarios, policías y peritos”, disparó Adrián Tenca, responsable jurídico de la defensa del portero Jorge Mangerí, principal imputado por el crimen de la adolescente Ángeles Rawson.
“A la defensa le rechazaron toda la prueba y esto era fundamental para sostener la inocencia de Mangeri, por eso recusé al tribunal, y no tuve suerte con ese pedido”, indicó poniendo de manifiesto una presunta parcialidad en el tratamiento del juicio.
“En la Justicia no siempre se busca el culpable, sino un culpable una vez que hay un preso, de modo que se evita el escándalo social, la Justicia con eso se conforma y descarta otras líneas investigativas”, subrayó Tenca.
Los aprietes a Mangeri
En Radio Del Plata, Tenca volvió a sostener las presuntas intimidaciones y amenazas que habría recibido que Mangeri, y que a su juicio, decantaron en la confesión hecha en la fiscalía, en junio de 2013.
“Hay dos actos previos a su famosa declaración testimonial del 14 de junio, que fue el jueves cuando lo apretaron en un Polo negro, y después el viernes cuando en un patrullero le pegaron y lo quemaron. Y luego en sede de la fiscalía, 2 o 3 policías durante 3 horas lo apretaron diciendo que si no se hacía responsable iba a ir presa la esposa”, puntualizó el defensor de Mangeri.
Ángeles Rawson tenía 16 años cuando desapareció el 10 de junio de 2013. Su cuerpo fue hallado al día siguiente en el predio del CEAMSE, en José León Suárez.
En una declaración ante la fiscal María Paula Asaro, en la que Mangeri estaba como testigo, el encargado se autoincriminó. A su vez una serie de pericias concluyeron con que el perfil genético del encargado coincidía con el ADN encontrado en el cuerpo de la víctima.
