Se comenta que el ánimo de la Presidenta no es el mejor desde la semana pasada, y que se la ha visto enojada y molesta con algunos funcionarios de su gobierno. Parte de eso pareció dejar entrever públicamente el lunes, cuando corrigió al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, que en todo momento habló de accidente, y que hasta pareció en alguna ocasión vocero de la empresa, más que un el funcionario que tiene que controlar a la concesionaria del servicio. La Presidenta habló de tragedia, en dos oportunidades, asumió el mal estado del servicio y convocó a pensar en un nuevo sistema ferroviario. Pero además, dijo que desde hacía tres años venía luchando por la implementación de la SUBE, que ayudará a que los subsidios vayan a la gente y no a los empresarios.
En un gobierno que tomó decisiones mucho más trascendentes o similares a la quita de una concesión, el mensaje de Cristina Kirchner pareció estar destinado hacia un sector de su gobierno. Se sabe que en diciembre del año pasado, la Presidenta había ordenado sintonía fina también puertas adentro de su gobierno, no conforme con algunas áreas de su administración. Tras la tragedia, y en medio de un fuerte debate público entre fervientes seguidores del kirchnerismo, la jefa de Estado encararía una nueva reestructuración de su Gabinete, tal vez con funcionarios más afines a su pensamiento, o para terminar con ciertas internas que ella misma ha detectado entre sus filas y que la molestan de sobremanera.
Miércoles 29 de febrero de 2012
