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La columna de Daniel Molina: Los principios del verdadero liberalismo

“La historia del liberalismo político en Argentina estuvo más bien ligado a los golpes militares o a opciones de ultraderecha cuando en realidad el liberalismo en todo el mundo y especialmente en el mundo anglosajón, está visto como un partido que podría llamarse progresista, incluso demasiado radical”, comentó Daniel Molina, en su columna en Mañana Sylvestre por Radio Del Plata.

“Para EEUU podríamos decir que Hillary Clinton y Obama son verdaderos liberales, y Donald Trump pertenecería al sector antiliberal”, explicó.

“Pero en general los liberales argentinos tomaron un fragmento de la teoría liberal, que es la defensa de la libertad en todos los aspectos, que es la amplia libertad económica, que significó dejar el juego libre a las mas grandes empresas y sin ninguna otra contraprestación. Eran de derecha y en realidad ultracatólicos, que se metían en la vida de la gente, prohibían todo y el Estado manejaba todo menos a las empresas más grandes tuvieron libertad para hacer sus negocios”, expresó el crítico de arte.

Sin embargo, para Molina el liberalismo es todo lo contrario a esa concepción, “es un Estado que no se mete en la vida de nadie, que no reprima y ni joda”.

Esa libertad que propugna el liberalismo se traslada a dos facetas de la vida de las personas, que generan debates y polémicas en el seno de nuestra sociedad, y de buena parte del mundo.

“En todas partes del planeta los liberales están a favor del aborto, de que las mujeres tomen decisión final con su cuerpo y no haya ninguna intervención del Estado más que facilitar la elección que tomen”, indicó

El otro punto de clave para el liberalismo es la no discriminación por raza o por elección sexual. Situación que lleva a otra de los puntos conflictivos como es el uso de drogas.

“La última consigna es la completa libertad de todas las drogas, que no exista ninguna penalización por el consumo, ni por la producción, ni por la circulación de drogas, lo mismo que sucede hoy con el alcohol”, dijo Molina.

“Así desaparecería la mafia que maneja la droga, y pasarían a ser las grandes empresas internacionales las que tendrían que garantizar la calidad, como con el vino o el whisky, con lo que desaparecería la violencia y la muerte”, sostuvo el escritor aunque remarcó los cuidados que deberían existir para alejar a los menores del consumo o a personas en situación de riesgo. “Por supuesto que la libertad da miedo”, dijo Molina y dejó abierta la polémica.

Jueves 6 de agosto de 2015

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