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La Columna de Pepe Mujica: «Ahora nos está pasando que no solo discrepamos sino que nos ofendemos»

El líder de izquierda uruguaya estuvo presente en su espacio de reflexión de los días jueves en Mañana Sylvestre y centró su análisis en la grieta ideológica que erosiona la agenda política del Cono Sur, y que amenaza con llevarse puesta las chances de generar debates lógicos y racionales, y eventuales consensos.

En su habitual columna de los días jueves en el aire de Mañana Sylvestre por Radio 10, el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica presentó su espació de opinión y apuntó contra la irracionalidad política que prima en las sociedades latinoamericanas atravesadas por una insalvable grieta ideológica.

Aquí la transcripción completa de la charla con el referente de la izquierda uruguaya.

GS: El gustazo de recibir con las reflexiones y en su columna semanal, al ex presidente del Uruguay, nuestro querido y venerado, Pepe Mujica. Buen día, Pepe ¿Cómo está?

PM: Buenos días, ¿Cómo va la cosa?

GS: Aquí estamos, llevándola, está todo muy duro. Hay que dar un canto de esperanza y fe para seguir adelante pese a todo. ¿Cómo anda la cosa en la otra orilla?

PM: Estamos en la misma, bastante empantanados, con esta enfermedad que nos ha traído incertidumbre para la vida, e hizo mucho mal en cuanto a las relaciones políticas de un sistema que siempre se caracterizó por un margen de llamativa convivencia a pesar de las diferencias. Pero es así, estamos un poco antagonizados porque el efecto de la pandemia ha sido muy fuerte en el Uruguay. Tuvimos al alcance estar bien pero nos descuidamos. Y acá un equipo de científicos que fue convocado al principio de la pandemia para aconsejar políticas al gobierno, son verdaderas personalidades y es un equipo en el que hay biólogos, gente brillante en matemática, estadísticas etc, y es un equipo que ha trabajo honorariamente y que ha recomendado al gobierno, y empezó a pedir en febrero, con sus análisis, que se pusieran políticas de prevención más duras y hablo, planteó, llamo, blindada para acompañar con muchas  restricciones  y  disminuir  el  contagio  y  permitir  que  el  proceso  de  vacunas  no coincidiera con una ola de contagios, y el gobierno no lo hizo así y estamos batiendo récord mundial por millón de habitantes. Y esto ha producido, no solo, el efecto de 60 o 70 muertos por día en el Uruguay , que es un terremoto, porque no nos olvidemos que en relación a ustedes, es una provincia y una provincia más bien pequeña. En pueblo chico, un infierno grande. Y este tipo de cosas duelen más, porque nos conocemos casi todos. Y esto ha tenido un efecto muy fuerte en la manera de ver la realidad. En Uruguay pasó lo que ha pasado en muchísimos  lugares.  La  economía, que surgió en el largo proceso civilizatorio como una consecuencia de nutrir las necesidades humanas, necesidades al principio y sustituirlo porque tenía  que  ver  con  sostener  la  vida,  y  estamos  programados  por  un  disco  duro  para objetivamente luchar con vivir lo más que se pueda. Esto no son problemas que se piensan, es el dictamen con el cual venimos compuestos, y la economía empieza a aparecer como una disciplina que está rodeando el primer término de cumplimiento de necesidades básicas para sostener la vida. Pero en la evolución histórica, en los tiempos contemporáneos, eso, que significaba en el fondo servir a la vida, se ha ido transformando con la vida de los hechos, en que la vida sigue a la economía. Y este fenómeno nos ha estado distorsionando. Porque nos ha cambiado los valores. Entonces mucha gente, buena gente, relaciona, con que si la economía se para, nos morimos de hambre. Pero no nos morimos de hambre, sufrimos  mucho, perdemos mucho y seguramente vamos a pasar mal. Pero acá hay una cosa, que es lo más decisivo para cada uno de nosotros, la vida del tobogán, , y que tengamos que acostumbrarnos a que la gente se muera, y seguimos mirando para otro lado.

GS: Me gusta mucho esta línea que está planteando esta mañana, y sabe que duele mucho, y que acá en la Argentina lo estamos sufriendo. Usted en algún momento ha hablado del odio, pero la mentira como arma de la política, lo mal también que hace, en el medio de esta pandemia.

PM: Sí, naturalmente, porque nos divorcia. A ver, una cosa es tener diferencias y defenderlas con pasión y otra cosa es el capítulo de la diferencia, sumarle la ofensa subjetiva que queda después al final, y es la más fuerte. Porque eso termina impactando en lo más importante en una sociedad contemporánea, que es la convivencia. No hay que soñar que las sociedades contemporáneas, cada vez más infinitamente complejas, van a ser relativamente uniformes en la  manera de pensar, hay que acostumbrarse que eso, que alguna vez se soñó, resulta imposible. Entonces hay que darse cuenta, que al capítulo de las disidencias, no hay que sumarle el capítulo emocional de las ideas subjetivas, porque entonces perdemos toda clase de razonamiento limpio. Y nos está pasando esto, no solo que discrepamos, nos ofendemos. Tenemos que aprender aquello de Nelson Mandela. Tenemos que entender que el mundo empieza y un pueblo que estaba con una herida histórica, racista, increíble, tuvo la visión de mirar lejos, utilizó un campeonato para abrir la nación. A pesar de todos los pasados, componemos un nosotros. Y bueno, tal vez este pollo no puede tener estas plumas. Veremos lo que pasa, querido.

GS: Cuando la política es enojo y se corta el diálogo, o cuando la política se convierte en el arte de mentir a cualquier costa, como nos está pasando acá en la Argentina, en el medio de una pandemia, y se hace muy difícil la convivencia.

PM: Si, y todo ese tipo de cosas tienden a pasar, y me parece que no somos conscientes del mal que nos hace, el veneno que nos hace como unidad nacional básica, por lo menos
desde el punto de vista emocional. ¿Qué nos queda que nos unifique? Los latinoamericanos, tenemos que levantar la cabeza y mirar un poco más lejos. Nuestra lucha contemporánea es cómo salimos del subdesarrollo, y ahora vamos a salir del subdesarrollo poniendo en nuestra cabeza soluciones de equivalencias que están en el mundo rico. Nuestra verdadera discusión es cómo saltamos del mundo emergente al mundo que está construyendo la civilización humana. Porque corremos peligro de quedar en la franja de los intrascendentes, de los inviables. Hasta ahora hemos estado en la fila de los explotados, corremos el riesgo de estar mucho peor. Porque la distancia entre el mundo desarrollado y nosotros, está pasando cómo está pasando con los pobres del mundo y los  super  ricos  que  han  aparecido  hoy,  la  distancia  crece,  porque  es  geométricamente acumulativa. Necesitamos medios que saquen a nuestros pibes de la pobreza y que nos puedan permitir masificar el conocimiento y la cultura. Y de las dos cosas juntas que no son lo mismo. Conocimiento y cultura, porque la cultura tiene que ver con los valores. Pero eso significa invertir muchos recursos que no tenemos, y veo que no pensamos en esto,  tenemos  una  seguidilla,  los progresistas miramos para atrás, miramos páginas amarillas, los conservadores se hicieron recontra conservadores porque el mundo y el realismo no tiene nada que ver con el liberalismo, más bien yo diría de llamarse librismo, es más primitivo. Entonces este proceso nos indica a los progresistas que tenemos que ver cosas nuevas, el mundo que viene es distinto, las viejas claves no nos iluminan y los otros también tienen que darse cuenta, que por ese caminito trillado del ataque de la cosa, no vamos al desarrollo, vamos al gallinero.

GS: Totalmente.

PM: Pero bueno, estoy rezongando.

GS: No, hace bien en rezongar. Acá también estamos rezongando mucho. Porque en un momento, usted fue el primero en plantear el tema de las vacunas, que había que liberar las patentes, después lo siguió Lula, ahora algo se está haciendo. Es incomprensible, sobre todo cómo la derecha utiliza estas artimañas de la mentira del odio, porque se hace política en base a los muertos de la pandemia. Es horroroso esta utilización política.

PM: Si, ahí vamos, soportando.

GS: Y cómo esto juega en contra de la misma política, porque después, aparece alguno de los iluminados tipo Bolsonaro que hacen trizas todo lo que se ganó en años.

PM: Si, desde luego, ha habido tipos de personalidad, el señor Trump, Bolsonaro, al principio Boris Johnson, pero tuvo la utilidad de cambiar, que evidentemente no creían en los peligros de la enfermedad y priorizaban la economía, y la realidad fue más fuerte que los prejuicios y los estereotipos  que  tenían.  Bolsonaro  todavía  sigue  diciendo  cosas , es increíble, con una realidad, que, han inaugurado no sé cuántos cementerios. Pero el peor ciego es el que no quiere ver.

GS:  Bueno, Pepe querido, un abrazo enorme y hasta la semana próxima que lo esperamos con mucho interés siempre su palabra y sus reflexiones.

PM: Salud, un abrazo.

GS: Salud, Pepe, muchas gracias.

 

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