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La Columna de Pepe Mujica: «El Estado es el único que puede compensar lo que el mercado no hace”

En su espacio exclusivo de reflexión política de los días jueves en Mañana Sylvestre, el ex presidente uruguayo defendió el rol del Estado en la sociedad como garante de equilibrios y balances, y para evitar desigualdades propias que genera el capitalismo. En este marco se mostró optimista de cara a una eventual apertura de patentes de las vacunas contra el COVID-19.

Con la atención puesta en algunas de las enseñanzas que deja la pandemia por coronavirus, el ex presidente de Uruguay, José «Pepe» Mujica, en su columna de los días jueves en Radio 10 valoró el rol que desempeña los Estados en el mundo, y su acción contra desequilibrios y desigualdades, y por encima de los intereses exclusivamente económicos.

Aquí la transcripción completa de la chara entre Gustavo Sylvestre y José «Pepe» Mujica.

GS: Buen día Pepe, ¿cómo andamos?

PM: Buenos días, un gusto saludarlos en esta comarca donde la pandemia está titilando y nos trae problemas por todos lados.

GS: Si, está complicado.

PM: Ahora nos hemos enterado, de que hay una sugerencia, de que los compatriotas nuestros se pudieran vacunar. ¿Para que la vamos a hacer sencilla si la podemos complicar?

GS: Cuando empezó con estos encuentros de los jueves, que es un gustazo enorme tenerlo, usted empezaba un poquito en soledad, pidiendo que liberen las patentes. Una idea que en el mundo está ganando fuerza.

PM: Es de sentido común, lamentablemente van a poner toda clase de obstáculos, todos los posibles, pero creo que al final se va a lograr, por lo menos un esfuerzo de comunidad y algunas patentes se van a compartir por lo menos, porque se le está rompiendo el cerco a las empresas, pero claro son muy poderosas y acá hay una cuestión de enormes recursos en juego. La propiedad del conocimiento una especie de valor sacrosanto, tiene categoría de mito religioso, es la religión de la propiedad que está por encima del sentido común de amparar la vida. Y se están volcando toda clase de catastróficos vaticinios, al parecer es muy peligroso para la investigación científica del futuro. Porque en realidad la explosión científica va de la mano del interés de la propiedad. Nuestra humanidad queda a la altura de un felpudo. El esfuerzo que hicieron los Estados, poniendo mucho dinero para que se diera una respuesta, parece que es como una hoja al viento, no tiene ninguna importancia. Los sistemas de salud y de enseñanza pública, que son de origen público, que son hijos de aquella revolución que empezó en la vieja Prusia, el valor que tenía el conocimiento antes de la unidad alemana frente a los hombres de ciencia, van por un Estado que se dio cuenta que eran importantes, y ahí va ese concepto de cuidar a los hombres de la ciencia, de amparar la ciencia, de cuidarla, y de que el Estado multiplique los recursos para masificar la formación técnico científica, que es el motor del progreso sustantivo de las sociedades, tampoco tienen ninguna importancia. Todo lo que ha hecho, en el afán de ganar de las empresas que capturó a las ciencias, la domesticó y la ciencia tiene que trabajar al compás del interés de las grandes empresas, es una cosa, parece que no existe la libertad para el hombre de ciencia.

GS: Porque en ese marco que usted le está dando y en el medio de esta pandemia, nosotros aquí en la Argentina después de haber vivido la pandemia macrista y del neoliberalismo que quiso arrasar con el Estado, hoy el servicio público de salud es el que está manteniendo al sistema. Los privados no dan respuesta, no dan abasto, por más que paguen la fortuna más grande, tienen que derivar al público. Y ahí está la importancia del Estado y de lo público y de la educación pública.

PM: Se hacen críticas, y a veces con razón, por el burocratismo, por el quietismo que puede asumir una oficina pública y demás, ese problema, que en realidad existe y nos obliga a superarnos en la calidad del Estado, y es otra la discusión que tenemos que tener, tenemos que llegar a esta conclusión, allí donde el Estado no construye bienes públicos, la distancia, la desigualdad, lastima a la sociedad en su profundidad, porque en definitiva el mercado no tiene interés en dar ciertas respuestas que no son negocio. Y no las va a poder dar jamás, entonces quien tenga empatía por la cuestión humana, se da cuenta que hay que construir bienes públicos que los tiene que atender el Estado y si el Estado tiene un efecto, luchemos por mejorar su calidad, pero no matemos el único agente que puede compensar lo que el mercado no va a querer compensar, y además, está lindo, porque resulta que ahora aparece la vacuna de los cubanos, un humilde país cercado que está ahí, ladeado, tirado como tarro al basural, castigado por la gran potencia y aparece como de atrás de una piedra, el paisito latinoamericano que ha fabricado su vacuna.

GS: ¡Son cinco vacunas!

PM: Es un llamado de atención, de que los latinoamericanos podemos hacer cosas, y podemos hacer cosas importantes, tener un poco de amor por nuestra causa y darnos cuenta de que tenemos un desafío por delante y ha apercibido esto, que estoy seguro de que esta vacuna se acordará de los pobres de Haití, de tantos que hay ahí por Centroamérica, que nadie habla, de lo que está pasando ahí.

GS: Cien millones de vacunas se van a producir en Cuba. Se estima que en agosto ya van a tener a casi toda la población vacunada con vacunas propias. Va a ser el primer país del mundo en vacunar a su propia población con vacunas propias. Qué bueno esta reflexión, totalmente. Y acá hay otro tema que me gustaría que usted analice. El tema del precio de los alimentos que en Argentina es un tema muy muy presente, porque mientras a nivel mundial, la soja se dispara, acá lo quieren vender a precio en dólares.

PM: Todas las materias primas han subido porque las dos grandes economías del mundo empezaron a tirar. Primero empezó a tirar la economía China y está incidiendo, y los tiempos de pandemia tendió a agotar ciertos stocks de reservas que había en los países, y los están reponiendo y hay una suba del trigo, del maíz, de la soja, de los lácteos, de todo, y eso está repercutiendo en el precio de los alimentos. Hay una tendencia, incluso en Estados Unidos están preocupados por la inflación de los alimentos. Entonces los que crean para bienes para el mundo de la divisa, también los crea un problema del abastecimiento interno, y de los costos que tienen que hace frente nuestros pueblos. Me parece que estamos en la puerta de un proceso inflacionario que va a repercutir en el mundo entero. Porque, además, tiraron mucha moneda para reponer la económica en las condiciones que estaban y esa moneda empieza también a pasar factura. Me parece que va a ser un problema amargo que tenemos por delante. Y el mercado no tiene piedad.

GS: No tiene piedad con la mesa, que son alimentos esenciales para la mesa de cualquier persona.

PM: Eso ha sido así históricamente. Nuestra economía que fluctúa no tiene respuesta para esto, y los pueblos van a sufrir, lo único que podemos hacer, es tratar de mitigar en todo lo posible, y acotar ese margen de especulación que siempre aparece en nuestras condiciones, no mucho más que eso. Pero la tendencia es alcista, entonces, acá en América Latina, por lo menos, en mi país, hay una enorme distancia entre el valor del señor que produce o la señora que produce y el consumidor final, ahí en esa carretera de medio, pasa de todo. Y ahí se multiplica el valor, si bien es cierto que la tendencia es mundial, es un momento espectacular para la especulación.

GS: Ahora, en eso que en la Argentina siempre se habla, está muy bueno el enfoque suyo, en la cadena del medio, entre quien produce hasta que llega a la góndola, que usted dice pasa de todo. Y nunca se puede saber, porque ahí es donde engrosan y ganan.

PM: Yo me doy cuenta porque acá, hay una intendencia municipal, la de Canelones, que empezó a organizar a los productores y está conviniendo con los sindicatos, entonces le llevan un cajón compuesto, que cuesta 400 pesos uruguayos, tiene de todo, y los precios salen a la mitad, directamente sale de los productores a la casa del consumidor, evita al mercado. Porque  se encontró que el productor resulta que vende a un precio y después va a la góndola del supermercado y vale tres veces más de lo que el vendió o más.

GS: Acá se está intentando hacer lo mismo. El gobierno ha lanzado estos mercados ambulantes para vender del productor al consumidor de forma directa, sin intermediarios. Tiene que pasar por ahí la solución. Bueno, que le pareció este avance de la derecha en España, sobre todo en Madrid en medio de muertos por el coronavirus.

PM: A mí me llevo a la reflexión de lo que pasa en las sociedades ricas. El otro día vi algo que me dolió en España, cuando se cortan las medidas de precaución que había, y el horario, hubo una explosión de gente, multitudes en la calle de golpe, y me hago esta pregunta ¿Qué debilidad llevamos adentro las sociedades modernas que tienen esa necesidad irrefrenable de avanzar, de abrazarse en la calle? Las medidas restrictivas, para evitar el contagio, han tenido consecuencias políticas, porque hay gente que no ve los muertos, y solo piensa en el yo, que no puedo coparticipar, creo que está pasando una crisis civilizatoria en materia de valores, parece que la vida es secundaria, que la realidad no conmueve, porque no le encuentro explicación sinceramente, porque poner restricciones parece que es el aplastamiento del Estado sobre la libertad de la gente, se lleva a extremos inconmensurables esto, y para mí es un reflejo civilizatorio del lado de la debilidad de nuestra civilización, y me doy cuenta que se ha transformado en capital político esto.

GS: Ese egoísmo que domina a algunos.

PM: Preocupante en la calidad del mundo en la que nos toca vivir.

GS: ¿Y el odio que se le suma, no?

PM: Es el odio como actor social. Que no tiene ningún sentido, porque es hipotecar la empatía con la vida, además no se puede vivir con odio, se puede vivir con pasión, que puede ser positiva o negativa, pero cuando la pasión se transforma en odio, el odio destruye, nos destruye interiormente, y profesa ofensa hacia afuera y hacia adentro del ser humano. La cultura del odio no ha traído otra cosa que tragedia y desastre. El fascismo es una expresión, no de pasión, es la transformación de la pasión al odio, y ha sembrado lo peor que puede haber arriba de la tierra. Esa es una planta venenosa frente a la cual tenemos que cuidarnos, y por favor no pagar con odio, el odio que recibimos. Porque no hace otra cosa que contribuir a multiplicarlo, es como un engranaje infame. Hay que recordar a Mandela.

GS: Totalmente. Todos los días. Abrazo grande Pepe querido, hasta el próximo jueves.

PM: ¡Un abrazo grande! Y acuérdate aquello, yo no soy religioso y no creo en el más allá, pero los libros viejos tienen un poco de sabiduría, aquella imagen que a veces lo toman para la risa, de la Biblia, de pon otra mejilla, es una manera de desarmar a los fanáticos.

GS: Exactamente, es un muy buen ejemplo.

PM: Un abrazo querido.

Jueves 13 de mayo de 2021

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