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La columna de Pepe Mujica: “La historia no se lloriquea, se sufre pero nos obliga a un compromiso”

En Mañana Sylvestre, el histórico dirigente de la izquierda uruguaya y ex mandatario de ese país dejó sus reflexiones en su habitual espacio de opinión política de los días jueves en Radio 10, y llamó a perseguir sueños, y a trabajar por el future a pesar de eventuales resbalones o caídas. Además, expresó su deseo de lograr algún día una América Latina unida, que brinde una verdadera ciudadanía común.

El ex presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica en su columna de los días jueves expresó algunos de sus pensamientos filosóficos más profundos acerca de la política y de la vida, y dejó un mensaje esperanzador para el futuro que protagonizarán nuevas generaciones.

Aquí la transcripción de la conversación entre Pepe Mujica y Gustavo Sylvestre en el aire de Radio 10.

GS: Tenemos el gustazo enorme de recibir al ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujica. Buen día, Pepe, ¿Cómo estamos?

PM: Buen día, estamos vivos que al final es lo más importante y con algunos avatares poco significativos de esos inevitables escozores que tiene la política democrática donde en general donde en general no son las instituciones las que fallan sino que son errores humanos las que determinan parte de nuestra peripecia porque siempre elegimos, a veces bien, a veces regular y a veces mal. Y la realidad después se ve con el diario del lunes. Un pueblo es, con todas sus contradicciones, dueño y señor de sus contradicciones y sus oquedades, también de sus logros. Qué sería de nuestros pueblos si somos incapaces de cultivar la Esperanza. Esa esperanza que algunos llaman utopía que es una cosa que en la medida que caminamos, a veces se aleja, pero nos ayuda a caminar en el horizonte y a soportar los inevitables vaivenes que nos da la vida práctica. Una nación es una marca histórica que ni empezó con nosotros ni termina con nosotros. Es una aventura en el tiempo y en el espacio, pero aventura colectiva, llena de contradicciones, de pesares y de angustias, de alegrías comunes, de mensajes comunes, de cosas que se entrecruzan y al fin y al cabo.. ¡Qué hermosos son, hermano, los desafíos de la vida..! Porque triunfar no es llegar a ningún lado, las cosas vivas tienen un único destino que es la muerte. Triunfar es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae. Y en estos días, viendo los avatares del pueblo argentino, recordé su historia, por momentos milagrosa, y cómo tuvo la capacidad de soportar, y de volver a empezar, de volver a soñar y de volverse a equivocar, de volverse a levanter y volver a empezar, de entender que en definitiva la vida es la más hermosa de las aventuras que nos depara la existencia y que vale la pena vivir comprometido por un puñado de esperanzas y de sueños. Porque al final nuestra vida termina en una fosa. La aventura por la que hemos palpitado y caminado se transmite de generación en generación para los que van a seguir luego de nosotros levantando las banderas en nuestro caso por un mundo que tenga un poco más de igualdad, un poco más de compasión, de solidaridad, un poco más de amor precisamente a la vida.
Por eso en momentos de desasosiego hay que dar una mirada hacia atrás en esos momentos heroicos de los pueblos, resoplar y volver a mirar hacia adelante. La historia no se lloriquea, la historia se sufre pero nos obliga a un compromiso. Nada se puede entender sin la participación de la voluntad humana organizada. Por eso doy gracias a la vida de todavía estar vivo y tener distancia para poder contemplar la historia de mi país, la de Brasil, la historia de nuestra América, esa patria común que no hemos podido construir, pero que tal vez algún día sea posible implementar una ciudadanía común de gente que nació en Argentina, en Bolivia, en Colombia, en los páramos peruanos, en nuestras pampas, en las soledades de la Amazonia, o en la Patagonia o en el Río Bravo, y nos sintamos que pertenecemos a una casa común. Me voy a morir con esos sueños y como morirse es inevitable es bueno tener sueños que se prolonguen para los que van a llegar luego de nosotros. Por eso, queridos, no se achiquen por los tumbos del camino, por es ley que en huella larga se tengan que acomodar. Y se van a acomodar con dolor, con frustración, con derrotas, pero también con la alegría de vivir, y con triunfos. Hasta siempre, querido. Y como siempre.. habrá patria para todos.

2GS: Gracias, Pepe querido, hermosas reflexiones. Un abrazo enorme.

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