El especialista en derecho laboral de la Universidad de Buenos Aires y referente del Centro de Capacitación y Estudios sobre el Trabajo y el Desarrollo de la Universidad de San Martín habló de los baches normativos que rodean el trabajo de los repartidores de las aplicaciones de delivery, y remarcó la necesidad de sancionar una ley nacional para el sector.
Mucho debate se generó sobre las condiciones laborales de los trabajadores de las aplicaciones de delivery el accidente reciente que involucró a una joven repartidora que resultara atropellada en el barrio de Palermo, cuando intentaba circular en sentido contrario por la avenida Las Heras a la altura de Billinghurst.
En Mañana Sylvestre conversamos con abogado laboralista Juan Manuel Ottaviano, quien dio su visión respecto de la falta de protección legal que aqueja a los trabajadores del sector.
«El trabajo de delivery no está regulado nacionalmente como un trabajo reconocido, entonces la regulación urbana es un poco limitada. La ley que se sancionó en la ciudad de Buenos Aires en 2020 es una modificación del código transporte y lo que hizo fue imponer obligaciones de registro y de habilitación a los propios repartidores. Esto con una particularidad, como no hay un reconocimiento en la relación de trabajo que existe entre las plataformas y los propios repartidores, los repartidores se inscriben como si fueran microempresarios, parecidos a fleteros y taxistas”, explicó Ottaviano en Radio 10.
«Los trabajadores deben conseguir su propia habilitación y esto acarrea que deban conseguir su propio seguro, se pagan sus cascos, adoptan las normas de seguridad que pueden en un contexto de suma precariedad porque no tienen ingresos fijos y las plataformas no les consiguen los seguros. Se usan eufemismos como la palabra socio para ocultar la relación de trabajo que tienen con el empleador», señaló el letrado.
En charla con Sylvestre, Ottaviano sostuvo que “cualquier persona que trabaja debería tener una ART y el último que debe asumir los riesgos es la empresa que lo contrata. Como esta relación de empleo no está reconocida, los trabajadores se tienen que hacer cargo de sus propios riesgos» y remarcó que “no es posible que haya 10.000 trabajadores repartidores en la Ciudad que no están asegurados por una ART, es insólito”.