En comunicación desde Ancud, Chiloé, Chile, Ampuero le comentó a Mañana Sylvestre que la última vez que habló con Santiago Maldonado éste se hallaba en El Bolsón: “Fue como dos semanas antes de que desapareciera. Me envió dos mensajes, me dijo que estaba de paso y que había probado una máquina de tatuar hacía poco”.
“Cuando lo conocí, él era un tatuador de paso –comentó Ancud-. Pasó por mi lugar y me pidió trabajo. Le di una oportunidad que tatuara unos días y nos terminamos haciendo amigos. La primera vez vino con una chica y estuvo uno o dos meses. Se tuvo que ir por el tema del vencimiento de la visa. Y ahora la última vez estuvo unos seis meses. No se quería ir. Estaba trabajando bien. Aquí el trabajo del tatuador da suficiente dinero. Le daba plata para poder viajar después”.
Ampuero comentó que Santiago “estaba perfecto de salud. Era vegetariano. Siempre andaba contento. Es una persona que tiene una especie de ángel y dan ganas de conversar con él, incluso no conociéndolo. Es demasiado buena persona, incluso con quienes no debería serlo”.
Ampuero se enteró de la desaparición de Maldonado “porque me enviaron un foto, un cartel. En principio no sabía que se llamaba Santiago Maldonado, y por ello no le di importancia. Él dijo que lo llamáramos Juan. Nunca fue de dar sus datos, ni fechas de cumple, ni de sacarse fotos. Aquí lo llamábamos ´brujo´ porque le gustaban las yerbas medicinales. Las pocas veces que salíamos era de conversar con todos. Le presentaba amigos y terminaban conversando por horas”.
Ampuero reveló que ayer lo visitó gente de Carabineros de Chile: “Vinieron a corroborar la fecha que se había ido desde Chile. También me preguntaron por el tema del celular. Él tenía tres. Dos eran antiguos, con botón. El último, que se supone que se encendió en Chile, lo encontró en la terminal de puerto Montt, tirado; era un celular de última generación. Me dijo ´este celular es muy caro para que yo lo ande teniendo, así que voy a llegar a Argentina y lo voy a vender”.
Jueves 31 de agosto
