Este martes repercutió en todos los noticieros del mundo la noticia de la detención de las pruebas clínicas de la vacuna de la Universidad de Oxford contra el COVID-19 tras detectarse un efecto adverso en uno de los voluntarios del programa.
Esta mañana se conoció a través del prestigioso medio norteamericano The New York Times que la enfermedad que sufrió el voluntario que formaba parte del ensayo fue mielitis transversa. Se trata de una enfermedad autoinmune que afecta a la mielina de la médula ósea. De todos modos aún se desconoce si el voluntario afectado recibió la vacuna contra el COVID-19 o el placebo.
«Se ha puesto en pausa, no se ha parado completamente el estudio. Sigo teniendo esperanza, hay que dejar de lado esos titulares de la prensa», dijo en Mañana Sylvestre el enfermero español residente en Gran Bretaña, Joan Pons Laplana, quien participa del programa desarrollado por el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
“Uno de los voluntarios ha tenido una reacción, no se sabe si tuvo que ver con la vacuna o no. Los protocolos dicen que hasta que no sepamos más se debe poner en pausa. Este voluntario necesitó asistencia médica, aunque yo crea que no tenga nada que ver con la vacuna debo notificarlo a Oxford», explicó el enfermero español.
«Lo que se ha puesto en pausa es dar esa segunda unidad y dar la vacuna a nuevos voluntarios. Esto es normal, forma parte de cualquier estudio de cualquier nuevo fármaco», dijo y remarcó que el 80% de los proyectos de vacuna en general tienen éxito, logro que se alcanza también superando dificultades, y disipando posibles riesgos.
“Oxford ha sido transparente, ha comunicado que ha habido este problema y no lo quiso esconder. Y ha puesto a la salud de los voluntarios por encima del poder político o del querer sacar la vacuna a cualquier costo. La prioridad es la salud de este voluntario», remarcó Pons Laplana.
Miércoles 9 de septiembre de 2020
